Cristina Cerezales Laforet

Cristina Cerezales Laforet

Madrid, España, 1948

Durante muchos años, Cristina Cerezales conjugó su labor de pintora con las de profesora de arte, traductora y viajera. Desde 1996 se dedica exclusivamente a la literatura. En Música blanca noveló la biografía de su madre, la célebre escritora Carmen Laforet. Además de las cinco novelas que tiene en su haber, Cristina ha escrito los prólogos de varias obras, como La isla del tesoro de Louis Stevenson, Huckleberry Finn de Mark Twain y el libro de correspondencia entre Carmen Laforet y Ramón J. Sender llamado Puedo contar contigo, entre otros. 

  • "Cuando una autora acierta en el equilibrio entre lo que cuenta y lo que se calla, -como ocurre con Cristina Cerezales, el resultado es excelente." La Vanguardia
  • "Merece el aplauso de la crítica por Música blanca, libro en el que, con hondura y delicadeza, salvaba del olvido la verdadera esencia de su madre, Carmen Laforet" El Pais

Bibliografía

El volumen que cierra la mágica trilogía de los encuentros en el Camino de Santiago.

El Camino de Santiago convoca a los más variados personajes, cada uno acompañado de sus particulares fantasmas y anhelos, pero el poder balsámico de la travesía actúa sobre todos los ellos.

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Novela

El volumen que cierra la mágica trilogía de los encuentros en el Camino de Santiago.

El Camino de Santiago convoca a los más variados personajes, cada uno acompañado de sus particulares fantasmas y anhelos, pero el poder balsámico de la travesía actúa sobre todos los ellos.

Encina hubo de interrumpir su camino para despedirse de su abuela. Pero antes de reanudar la marcha que ha de llevarla a Finisterre, decide visitar a Marina, a quien la une una sólida y perenne amistad que se remonta a la infancia. Marina, aún convaleciente de un accidente que la dejó al borde de la muerte, quiere caminar junto a Encina pese a la fragilidad del estado en el que se encuentra. Juntas marcharan hacia el fin de la Tierra.

Continúa el Camino de Santiago comenzado en Por el camino de las grullas: un camino exterior e interior que se convierte en esa vía única en la que todos somos uno y el tiempo no existe.

Simón retoma el Camino de Santiago que había abandonado en Amusco, pueblo palentino donde vive su amiga Marianela. Simón, sociólogo y estudioso de los comportamientos colectivos, está investigando las circunstancias que motivaron el desplazamiento de miles de personas al Valle del Silencio en siglos diferentes en busca de espiritualidad.

La novela recoge un peregrinaje a través del paisaje y del tiempo: presente y pasado se alternan en las distintas narraciones, contadas a través de diversas voces. El Camino se convierte en un recorrido de encuentros de diferentes personalidades y nacionalidades, recogiendo historias de todos los tiempos. El pasado surge para dar vida al presente, muy vivo en este relato y sazonado de amistad, amor, encuentros y desencuentros.

Ulises y Yacir son dos adolescentes que provienen de dos mundos muy alejados culturalmente. Ulises es hijo de una familia española acomodada, aunque no libre de problemas, mientras que Yacir proviene de Marruecos, de donde tuvo que huir jugándose su salvación a una carta muy peligrosa: el cruce del Estrecho en una patera en la que perdieron la vida dos miembros de la familia. El encuentro entre estos dos jóvenes durante unas semanas en un pueblo de la costa de Cádiz les cambiará para siempre. Lo que primero fueron recelos y desconfianza, fruto de sus miedos e inseguridades, pronto se convertirá en una relación de amistad mágica, en la que compartirán sus sueños, sus ilusiones y sus primeros descubrimientos. Con ellos conviven Dorotea, Yamal y Melika, tres adultos que tratarán de ayudarles a resolver sus conflictos.

Esta es la historia de amistad entre dos adolescentes, dos culturas, a partir de las historias familiares que, a lo largo de dos generaciones, van dibujando la forma de vida e idiosincrasia de cada pueblo y de cada familia.

A través de las voces de Andrés y Flor, se teje la historia de esta pareja de amantes que juegan a llamarse Ariadna y Teseo. Su deseo es profundo pero la relación es desigual por lo que Flora decide que ha llegado el momento de poner el amor a prueba. Durante un viaje de Andrés, Flora deja su casa, donde tienen lugar los encuentros, sin dar ningún tipo de explicación. Cuando Andrés regresa, se instala en una casa sin Flora, a la que espera, sin saber realmente qué puede esperar. A través de las cartas de Flora, vivirá un proceso que le descubrirá mucho de sí mismo y le revelará la verdadera dimensión de su amor.

«Cuando una autora acierta en el equilibrio entre lo que se cuenta y lo que se calla, el resultado es excelente.» La Vanguardia

«La hondura en la contemplación, la necesidad de comprender a la persona objeto del relato y la delicadeza de los gestos, los detalles, las miradas y los silencios acaban por inundar su escritura de una vivísima sensibilidad.» El Mundo 

Carmen Laforet pasa las páginas de un álbum de fotografías, de atrás hacia adelante. A su lado está su hija, Cristina Cerezales, que ha ideado este camino de vuelta y la acompaña en un intenso viaje por las habitaciones de la memoria. Cierran los ojos y sus pensamientos se comunican de un modo nuevo, único, precioso. La voz que Carmen Laforet había decidido silenciar muchos años atrás, que silenciaría una enfermedad degenerativa, cobra la entonación precisa a través de su hija, en un silencio plagado de palabras, palabras no enunciadas pero claras y llenas de revelaciones, en un lenguaje nuevo, en clave de música blanca. Desde su privilegiada condición de hija y de experta en su obra, Cristina Cerezales brinda al lector un material de primera mano sobre Carmen Laforet en el que abundan detalles reveladores que permiten entender en profundidad su vida y su obra. Pero, ante todo, es un recorrido valiente, libre y sabio por los claros y las sombras de la condición humana. Una bellísima declaración de amor de una hija hacia su madre.

«Hay en estas páginas una hondura en la contemplación, una necesidad de comprender a la persona objeto del relato –convertida en personaje silente y lleno de complejidad– y una delicadeza tal en los gestos, los detalles, las miradas y los silencios que acaba por inundar las páginas de una vivísima sensibilidad.» El Cultural 

«Música blanca es una obra delicada y original, una penetrante indagación en el misterio de una vida. (...) Pero lo mejor de Música blanca es todo aquello que va más allá de la estricta biografía de Laforet. Es decir, aquello que nos atañe a todos. Los jardines primordiales de la infancia, el fuego de la juventud, la melancólica mordedura del tiempo, el dolor y el temblor de la existencia. Y también la aceptación, la comprensión, el cariño. Porque el libro termina dejando una clara sensación de serenidad. La vida es un trozo de cielo muy pequeño, pero, de una manera sutil y casi mágica, Cristina Cerezales se las arregla para encontrar alivio en ese encierro.» Rosa Montero, El País

«Un libro precioso, sencillo y conmovedor. Cristina Cerezales se asoma al abismo en el que naufraga su madre. Y lo hace sin dramatismo, desvelando el día a día de una existencia que, pese al brillo del éxito y del reconocimiento social, nos descubre sobre todo las carencias que nublan la vida.» La tormenta en un vaso

«Música blanca dibuja el reencuentro entre madre e hija a través de un íntimo diálogo y supone el tributo que la autora hace a "Carmen como madre y Laforet como escritora".» ABC

 «Mi madre era una persona con necesidad de intimidad absoluta. Su fama le hizo sufrir tremendamente.» Cristina Cerezales

 

 

Cristina Cerezales ha escrito una novela coral en la que varios personajes se unen en el trayecto vital y catártico del camino de Santiago. Por el camino de las grullas es una novela sobre las complejas relaciones familiares, sobre la amistad, sobre el nexo que une a personas que buscan, sobre la carga del pasado individual y, en definitiva, sobre el sentido del tránsito en sí mismo. Cristina Cerezales crea un fresco de varios personajes complejos -que a la postre somos todos nosotros- en una narración conmovedora.

“La vida no son hechos aislados, sino un conjunto de cosas entramadas”, nos recuerda el narrador de esta novela. Los “hechos aislados” de una vida de mujer, Justa, y el “entramado” que los anuda a una comunidad rural, la de Olmeda, son la columna vertebral de una historia que nos habla del paso del tiempo y de la soledad que lo acompaña. Sus personajes a ratos son deudores de los de Delibes o los de la primera Ana María Matute y viven oprimidos en un ambiente que propicia su aislamiento. Un aislamiento que a veces es físico -el molino donde vive Justa la aleja del resto del pueblo- y a veces moral: la locura, la incomprensión, el desamor o el anclaje en el pasado lastran sus existencias y les obligan a vivir pendientes de un sueño de libertad -simbolizado por el mar- o de una recuperación vana del pasado. Así, la novela parte de unas palabras de Amadora, mentora de la protagonista, en la que insta a ésta a “recuperar a la niña que fue”. Care Santos en El Cultural (febrero 2016).

Relatos

Con la delicadeza y la penetración que caracterizan su escritura, Cristina Cerezales Laforet indaga en este libro de relatos en la relación entre hermanos, una de las más complejas e intensas de la vida. En estas páginas se dan cita los hermanos que fueron inseparables durante la infancia, los que parecen haber perdido todo contacto con los años, el amor, la envidia, la comprensión, el compañerismo, la amistad, la complicidad e incluso la pasión entre las personas que nos acompañan desde la infancia.

 

Relato incluído en la obra colectiva Trentacuentos. Trentacuentos es un libro desigual y arriesgado y por eso mismo hermoso. Es un montón de piedras, algunas ásperas, otras pulidas, que lanzar contra el tedio o la nada, ese charco frío y estéril que nos reclama a todos. Es un puñado de postales abiertas al vértigo, distintas fotografías de un mismo planeta. Es diminuto puzzle narrativo de lo que somos los hombres y mujeres del siglo XXI, de lo que hemos sido en el pasado, de lo que podemos llegar a ser. 

No ficción

Escrito con Miguel Ángel Moeta y Lorenzo Silva. La voluntad de este libro, tal y como reza una expresión marroquí, es la de que la literatura de Marruecos llegue a los lectores españoles "como el viento en la red". De este modo, traspasando las evidentes fronteras físicas y las, no tan obvias, fronteras culturales, esta antología pretende ser la red de emociones comunes y compartidas que debe servir de conocimiento recíproco y de lugar de intercambio. La mayoría de los relatos que componen este libro no han sido traducidos de lengua alguna: fueron originariamente escritos en castellano por sus autores, que han asumido, sin ningún apoyo y en casi heroica soledad, la tarea de mantener viva nuestra lengua como vehículo de expresión literaria. Pero, como no podría ser de otro modo, se incluyen también relatos que fueron escritos en árabe o en francés, respetando el variado y rico mosaico de tradiciones que hace de Marruecos uno de los tejidos lingüísticos y literarios más representativos de la convivencia entre oriente y occidente.

Narrativa juvenil / infantil

Abubilla es una abuela intrépida, dispuesta a acudir a la llamada de cualquiera de sus nietos y colaborar y participar con ellos en la aventura que se presente. Balboa. La ruta de las estrellas discurre entre el pueblo de Balboa y la bóveda celeste que atrae a los personajes introduciéndolos en fabulosos viajes astrales. Las aventuras terrestres se desarrollan entre el castillo de Balboa y el castillo de Ponferrada y oscilan entre el presente y el pasado. Martín, interesado en la astrofísica, personaje principal junto a su abuela, cuenta con la ayuda de hermanas y primos para desenvolverse en un mundo lleno de misterios y peligros.

Esta novela pertenece a la colección titulada 'Viajes con la Abubilla', y está dirigida a niños entre 7 y 10 años, pero también a sus abuelos, porque Abubilla es una abuela intrépida, dispuesta a acudir a la llamada de cualquiera de sus nietos y colaborar y participar con ellos en la aventura que se presente. En La ruta secreta de Kunyu Shan, la acción se desarrolla en la montaña china Kunyu, y la abuela y su nieto van en busca de una senda de sabiduría que, en tiempos lejanos, quedó sepultada, y cuyo rastro sólo queda en la memoria de unos ancianos monjes eremitas. Por el camino, los aventureros se encuentran con brujos y sabios, precisando de la ayuda de aliados para conjurar el mal que los acecha tratando de impedir el buen éxito de la empresa.