Ciudad de México, México, 1939 - Ciudad de México, México , 2014

Poeta, narrador, ensayista y traductor, ha sido uno de los escritores más importantes de la literatura mexicana del siglo XX. Fue profesor en universidades de México, Estados Unidos, Canadá e Inglaterra. Su obra poética, caracterizada por la depuración extrema de elementos ornamentales, destaca por su compromiso social con su país. De su poesía sobresalen Los elementos de la noche (1963), No me preguntes cómo pasa el tiempo (1969), Los trabajos del mar (1984), Miro la tierra (1986) y Ciudad de la memoria (1989). Como narrador destacan sus relatos El viento distante (1963), El principio del placer (1972), La sombra de la Medusa y otros cuentos marginales (1990) y las novelas Morirás lejos (1967) y Las batallas del desierto (1981). Fue traductor de T.S. Eliot, Samuel Beckett, Tennessee Williams y Oscar Wilde, entre otros.

  • "Su obra es una obra universal, y participa de la gloria de las letras de todos los tiempos". Carlos Fuentes

Bibliografía

El infinito naufragio reúne poemas, relatos e "inventarios" que dan cuenta de las inquietudes literarias que José Emilio Pacheco exploró e interrogó a lo largo de más de medio siglo de escritura. 

Selección y prólogo de Laura Emilia Pacheco.

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Novela

Novela corta, es seguramente el libro más conocido de José Emilio Pacheco, la versión ácida del rito de pasaje, de la infancia y la pubertad como experiencias a la vez desoladas y entrañables, en la ciudad que es aprendizaje múltiple, del amor, del conocimiento, de la ciudad misma, el monstruo de las ruinas sucesivas en edificios recién inaugurados, de modas que son las señales que cada época disemina para perdurar.

Un hombre se sienta diariamente en la banca de un parque modesto a leer la sección de avisos clasificados del periódico. Puede o no ser un obrero desempleado que busca una nueva fuente de ingresos, un amante tímido que mata tiempo antes de su cita vergonzante, un padre que ha perdido a su hijo precisamente en ese lugar donde cumple un interminable duelo, un escritor que imagina las escenas de una obra de teatro.

Morirás lejos es una novela original conjetural y por lo tanto es simultáneamente estas historias y también la del hombre que se instala cada día en el parque y puede ser un justiciero que vigila los movimientos de otro hombre, llamado eme, que se esconde en una de las casas vecinas y que, como sospecha que es acechado, observa al otro detenidamente tratando de cerciorarse de sus intenciones. No estamos seguros de si eme es un criminal nazi, culpable de actos atroces, ni de si el otro, que permanece sin nombre, finalmente lo ha localizado en una paciente persecución que se prolonga ya por años. La acción de Morirás lejos, esta inminencia fascinante que nos captura desde la primera página, sucede en unos pocos días. Pero este presente convoca un pasado que comienza muy lejos –en la guerra del Imperio Romano contra los judíos y la destrucción del Templo de Jerusalén– y que salta a la expulsión de Salónica, a la destrucción del gueto de Varsovia, para culminar en los campos de exterminio donde la Alemania nazi industrializó el genocidio.

Morirás lejos es un relato de una contención y una inteligencia estremecedoras, una pieza clave de la narrativa mexicana y latinoamericana.

Relatos

Al releer los relatos reunidos de Jose Emilio Pacheco, resulta inevitable referirse a ellos como clásicos. Nunca son mas verdad que en estas ficciones las calles, los parques y las ferias modestas que todos conocemos, el metro, el zoológico y el museo que hemos compartido; en sus páginas se vuelven definitivos los rincones de la Ciudad de México y del puerto de Veracruz irremediablemente perdidos o que, por cotidianos, parecían banales. Relatos sobre la inocencia y la pérdida de la inocencia, el paso del tiempo, las desilusiones, la crueldad; narraciones donde abundan los niños y los muchachos y su envés que son los fantasmas: aquí está el eterno retorno del primer amor que es siempre una pérdida. En De algún tiempo a esta parte la tensión de inteligencia y ternura logra muchas de las páginas inolvidables de la literatura en español de la segunda mitad del siglo XX.

En esta recopilación de seis cuentos, al realismo puntual lo disuelve la fantasía que se cuela triunfalmente entre atmósferas casi costumbristas. En El principio del placer se habla del amor que a pesar de todo se defiende a capa y espada, La Zarpa habla de la amistad y la envidia, La fiesta brava habla de la corrupción del país, Langerhaus habla del fantasma que habitó la niñez del autor, y por último Cuando salí de la Habana, válgame Dios habla de los viajes en el tiempo, demostrando que no hay escapatoria frente al peso de la historia.

El viento distante es un libro sutil, irónico y melancólico, donde la experiencia de la niñez – esas aventuras a la vez cotidianas y misteriosas, esa cierta mirada – ve honda y perplejamente la vida y los seres que la pueblan, a veces sin aparente sentido, a veces con un sentido funesto.

Como todo lo escrito por Pacheco, estos textos hablan directamente al lector, con una inteligibilidad radical, para pensar, sentir, saber con él y también, - muy especialmente en este volumen-, para invitarlo al goce, el placer de inventar, a la complicidad festiva que es la literatura.

Poesía

Loa poemas reunidos en este volumen juegan en verso a las adivinanzas. Algunos son traducciones de la Antología griega y fueron compuestos hace más de dos mil años; otros son inventos actuales de José Emilio Pacheco, que continúan esa antigua y siempre renovada tradición. Las ilustraciones, que son del aragonés Jesús Cisneros, interrogan estos poemas y descubren una historia admirable.

Sostenida a lo largo de medio siglo, la obra de Pacheco siempre ha representado algo novedoso y respondido al desafío del tiempo con una mezcla inusitada de continuidad y renovación. El pleno dominio de la versificación le permite recorrer un abanico de temas y recursos en que conviven la “suprema ficción” de la fluidez y la naturalidad aparentes con la más decantada música de la palabra y la factura más precisa.

Babel de las ilusiones perdidas y al mismo tiempo celebración del simple estar aquí en este mundo, La edad de las tinieblas continúa y renueva una alta tradición de nuestra literatura – la del poema en prosa – que ha dado las obras de Alfonso Reyes y Julio Torri, de Octavio Paz y Juan José Arreola, y abre nuevos caminos para la prosa mexicana del siglo XXI.

Las generaciones anteriores crecieron en un medio en que la poesía no era algo lejano y ajeno sino que formaba parte natural de la vida. Canciones de cuna, adivinanzas, recitaciones, epigramas, lectura en voz alta estaban en el trasfondo de la vida cotidiana. Los medios electrónicos, que han acercado a millones de formas de arte antes vedadas para la mayoría, han reducido por contraste el público natural de los poetas. Sin embargo, la poesía debe estar de nuevo al alcance de las niñas, los niños y los jóvenes porque es la mejor manera de dominar su lengua materna y, por tanto, adquirir un pensamiento claro y libre. Julio Trujillo, un poeta que es joven también, eligió de entre los libros de José Emilio Pacheco publicados por Era estas páginas para que los nuevos lectores y lectoras empiecen a disfrutar de la poesía, una afición que, adquirida a tiempo, nos acompañará a lo largo de toda la existencia.

"El tema más notorio en la poesía de Pacheco es el tiempo. Sus críticos han resaltado y sus lectores lo notan de entrada. Los mismos títulos de sus libros apuntan a este asunto central. Baste recordar que las compilaciones de su poesía reunida se llama Tarde o temprano y tiene libros titulados No me preguntes cómo pasa el tiempo, Irás y no volverás, Desde entonces y Siglo pasado". Darío Jaramillo, en El País, enero 2014.

Hay en cada poema de José Emilio Pacheco una clara voluntad de iluminar el lenguaje y el mundo por medio de una reflexión moral sobre nuestra condición: sus textos consiguen levantar en medio del ruido y el silencio sin sentido, mecanismos cristalinos a través de los cuales podemos ver, sentir y pensar la realidad circundante. La inteligencia y la sensibilidad se nos aparecen ejemplarmente equilibradas: junto a la tragedia y el desgarramiento, la irrisión y la ironía ácida del poder y el cinismo; al lado de la acezante violencia y del fulgor de la hermosura que en su fragilidad alimenta su fuerza y su presencia y nos acerca, acaso, a algo semejante a la salvación. 

Esta nueva edición corregida de Ciudad de la memoria enriquece un libro de José Emilio Pacheco escrito entre 1986 y 1989. En estas páginas la mirada del poeta se dirige a la historia y su convulso sinsentido, a la condición humana en su abismal singularidad, a la propia poesía en la que acaso encontraremos la sustancia del sueño, la vía de la reconciliación con la naturaleza, la materia de la esperanza, los misteriosos rasgos de nuestros destinos.

La voz poética que habla en este libro es la del testigo que registra cosas y hechos desde una concentrada sensibilidad. Miro la tierra alude a esa actitud de observador y también a la contribución de la mirada sobre lo visto. En Las ruinas de México, primera parte de este libro, lo que se ve es un paisaje desolador: la capital mexicana después del terremoto de 1985. Más allá del escenario en ruinas, estos versos testimonian la impotencia humana frente a los poderes insondables de la tierra y lo hacen con una ductilidad que reclama para el verso los territorios que ha cedido a la prosa. Pero Miro la tierra también alaba el milagro de estar vivos y celebra las maravillas del mundo. Cada poema de este libro colabora a trazar una conciencia en la que, sin drama pero sin docilidad, conviven lamentaciones y alabanzas, sístole y diástole de una poesía que no renuncia a mirar la tierra y, al hacerlo, vuelve a nombrarla para nosotros.

Esta obra de José Emilio Pacheco es la visión de un poeta que ve al mundo en proceso de extinción y que, de alguna manera para nosotros, se inició con la devastación de la ciudad de México, sobre la que lleva 500 años cayendo la noche. Encuentra que pocas cosas lo alegran y que sólo daría la vida por 10 lugares, cierta gente, los bosques de pinos, algunas figuras de la historia, montañas y tres o cuatro ríos.

Los trabajos del mar es una obra de la que el lector puede apropiarse para dialogar en silencio con sus páginas. Los temas de esas conversaciones son innumerables. Quien haga suyos sus poemas tendrá en las manos la bitácora de un náufrago de la tempestad que fue el siglo XX. En la botella lanzada al mar, el náufrago ruega a sus posibles salvadores que olviden sus señas de identidad y, al mismo tiempo, que lo conserven como el amigo anónimo capaz de compartir la navegación entre las tormentas de nuestro tiempo y la noche del tiempo que se agota.

Desde entonces es una suerte de recapitulación que hace Pacheco de sus temas y sus formas: al cambio continuo opone una esperanza estoica y meditabunda, pues cada instante consume los hechos y los objetos, pero acaso en el brillo de las palabras quede el testimonio ardiente de un tiempo que fue.

Dejó escrito Octavio Paz que cada poema de José Emilio Pacheco es un homenaje al no. A través de estas páginas nos encontramos con el poeta enfrentado al drama de la existencia humana, con inteligentes reflexiones y llamativas metáforas. Con la precisión rigurosa y la exactitud poética de la que siempre Pacheco hace gala, nos muestra de nuevo su pesimismo ante la vida: “se me ha perdido el mundo... vamos a ciegas en la oscuridad”. Con tono reflexivo lleno de escepticismo y de desengaño nos conduce por su mundo ya pasado, explorando su juventud, sus ilusiones perdidas, su desencanto y consiguiente desengaño de la realidad.

Escritos con exactitud impecable e implacable, los poemas de Irás y no volverás  transfiguran los desastres del tiempo para situarlos en la luz memoriosa del lenguaje. Desaliento y exaltación, nobleza y esperanza, compromiso con la vida y con el idioma.

El clima prevaleciente en la poesía del autor, muy en especial a partir de esta obra, es el pesimismo que, en este caso, es una guía poética (excluyendo del texto las apoyaturas del optimismo, rehusando al brío autoritario), y una alternativa profética. El presente ya contiene al porvenir, es su cómplice directo, el que prepara las devastaciones y los cataclismos de los descendientes. Así, las condolencias dirigidas al mañana son la resistencia al presente. “Alabemos a Patmos y a la hirviente montaña de las Lamentaciones”, dice Pacheco, despiadado.

Predomina en El reposo del fuego un agudo sentimiento de fugacidad de todo lo existente. Pacheco descubre que no somos eternos como nos habían enseñado, sino seres fugaces. Se trata de un gran poema unitario, dividido en tres partes o cantos, en el que el autor se revela en plena madurez de sentimiento y de expresión. En las líneas inaugurales de El reposo del fuego (“Nada alivia el desastre/ llena el mundo la caudal pesadumbre de la sangre”) ya actúa el temperamento adiestrado en el vislumbre de las corrosiones del tiempo, del dolor, del polvo, de la grandeza humillada por la fugacidad. Aún falta el personaje poético, el ser que reflexiona y participa de sus descubrimientos.

Los elementos de la noche es un libro en el que la naturaleza, la luz, el agua, la piedra son protagonistas y mediadores en esa disputa que ya desde sus primeras obras invade el mundo de Pacheco. Incluye textos narrativos severamente influídos por Borges.

No ficción

El Instituto Zacatecano de Cultura y el gobierno estatal editaron un volumen en el cual el poeta Marco Antonio Campos recoge los escritos de José Emilio Pacheco sobre Ramón López Velarde. En este conjunto de 15 ensayos o notas críticas se nos revela la dimensión del poeta y la dimensión del literato. 

Obra periodística

Inventario. Antología es el libro más largamente esperado de José Emilio Pacheco

De 1973 a 2014, durante cuatro décadas, la columna semanal “Inventario” fue un referente insoslayable para comprender la cultura en México. La inmensa erudición de José Emilio Pacheco permitía a sus lectores acercarse lo mismo a la literatura mexicana que a la universal, a la historia y a los hechos culturales más significativos. Pacheco buscaba entender los acontecimientos ligándolos a contextos más amplios, de manera muchas veces inesperada.

 “Inventario” se convirtió desde los primeros años en un nuevo género literario, un espacio donde todo cabía y donde todo se conectaba con todo en textos siempre ágiles, apasionantes e inteligentes, donde la historia y la literatura se cruzaban constantemente y donde a menudo se tenía la sensación de estar ante momentos cruciales.

En el género “inventario” convivían naturalmente la imaginación y la información, el sentido del humor y los textos más finos sobre los grandes poetas de la historia, de Safo a Juan Gelman. Muchos de sus temas volvían en nuevos “Inventarios”: la Intervención francesa, los liberales del siglo XIX mexicano, López Velarde, Darío, Borges, Paz, el modernismo, Vasconcelos, el asesinato de Obregón como escenario para personajes de ficción.

Pacheco siempre quiso que sus “Inventarios” se recogieran en libro, pero nunca todos. La presente selección sigue sus instrucciones y recorre las variadísimas facetas de esta columna. Estos tres tomos incluyen un tercio de los textos publicados y dan cuenta clara de su merecido prestigio.

'Nunca se fue José Emilio Pacheco', Raúl Rivero, El Mundo, 27/03/2017

Segundo volumen de Inventario. Antología

De 1973 a 2014, durante cuatro décadas, la columna semanal “Inventario” fue un referente insoslayable para comprender la cultura en México. La inmensa erudición de José Emilio Pacheco permitía a sus lectores acercarse lo mismo a la literatura mexicana que a la universal, a la historia y a los hechos culturales más significativos. Pacheco buscaba entender los acontecimientos ligándolos a contextos más amplios, de manera muchas veces inesperada.

 “Inventario” se convirtió desde los primeros años en un nuevo género literario, un espacio donde todo cabía y donde todo se conectaba con todo en textos siempre ágiles, apasionantes e inteligentes, donde la historia y la literatura se cruzaban constantemente y donde a menudo se tenía la sensación de estar ante momentos cruciales.

En el género “inventario” convivían naturalmente la imaginación y la información, el sentido del humor y los textos más finos sobre los grandes poetas de la historia, de Safo a Juan Gelman.

Muchos de sus temas volvían en nuevos “Inventarios”: la Intervención francesa, los liberales del siglo XIX mexicano, López Velarde, Darío, Borges, Paz, el modernismo, Vasconcelos, el asesinato de Obregón como escenario para personajes de ficción.

Pacheco siempre quiso que sus “Inventarios” se recogieran en libro, pero nunca todos. La presente selección sigue sus instrucciones y recorre las variadísimas facetas de esta columna. Estos tres tomos incluyen un tercio de los textos publicados y dan cuenta clara de su merecido prestigio.

Inventario. Antología es el libro más largamente esperado de José Emilio Pacheco.

Tercer volumen de Inventario. Antología

De 1973 a 2014, durante cuatro décadas, la columna semanal “Inventario” fue un referente insoslayable para comprender la cultura en México. La inmensa erudición de José Emilio Pacheco permitía a sus lectores acercarse lo mismo a la literatura mexicana que a la universal, a la historia y a los hechos culturales más significativos. Pacheco buscaba entender los acontecimientos ligándolos a contextos más amplios, de manera muchas veces inesperada.

“Inventario” se convirtió desde los primeros años en un nuevo género literario, un espacio donde todo cabía y donde todo se conectaba con todo en textos siempre ágiles, apasionantes e inteligentes, donde la historia y la literatura se cruzaban constantemente y donde a menudo se tenía la sensación de estar ante momentos cruciales.

En el género “inventario” convivían naturalmente la imaginación y la información, el sentido del humor y los textos más finos sobre los grandes poetas de la historia, de Safo a Juan Gelman. Muchos de sus temas volvían en nuevos “Inventarios”: la Intervención francesa, los liberales del siglo XIX mexicano, López Velarde, Darío, Borges, Paz, el modernismo, Vasconcelos, el asesinato de Obregón como escenario para personajes de ficción.

Pacheco siempre quiso que sus “Inventarios” se recogieran en libro, pero nunca todos. La presente selección sigue sus instrucciones y recorre las variadísimas facetas de esta columna. Estos tres tomos incluyen un tercio de los textos publicados y dan cuenta clara de su merecido prestigio.

Inventario. Antología es el libro más largamente esperado de José Emilio Pacheco.

Antología / Selección

Poeta consciente de que el paso del tiempo es inexorable y todo lo devasta, José Emilio Pacheco es también un narrador que vislumbra lo fantástico aun en lo más cotidiano y explora la presencia del pasado que nos asedia. Crítico y ensayista, aplicó la agudeza de su mirada para describir las distintas realidades humanas y su condición siempre falible.

El infinito naufragio reúne poemas, relatos e "inventarios" que dan cuenta de las inquietudes literarias que José Emilio Pacheco exploró e interrogó a lo largo de más de medio siglo de escritura. El lenguaje, la Historia como figura de reverencia y terror, la música, la naturaleza, la capacidad humana para la destrucción, la memoria, los naufragios —ancestrales y ordinarios— se dan cita en un volumen que muestra, tanto a los más experimentados como a las nuevas generaciones de lectores, que la de Pacheco es una obra llena de pasión por el mundo y de asombro ante su fugacidad. Siempre renovada por obra del lector, la suya es una de las voces imprescindibles y entrañables de la literatura en lengua castellana.

Con esta antología se da por terminado el quehacer de una de las voces más importantes de la poesía hispánica, así como también se da fin a la labor del “perpetuo reescritor de sus propios libros”. Esta edición ha aparecido de manera póstuma pero fue preparada por el autor de Las batallas en el desierto en colaboración con el poeta Jorge Fernández Granados. Señala las obsesiones del autor, así como la constante labor de corrección a la que sometía sus textos, lo que venía de su “aterradora creencia de que un poema no se termina nunca”. La recopilación hace un recorrido que va de Los elementos de la noche (1963) a Como la lluvia (2009), esa variada y lúcida colección de poemas que, en plena madurez creativa, fue el último trabajo de Pacheco. Más aún: Los días que no se nombran reúne casi sin modificación la compilación de dos antologías del autor, Fin de siglo y otros poemas (1984) y la homónima Los días que no se nombran. Selección poética 1985/2009 (2011). 

Catálogo de la exposición dedicada al poeta.

El Bestiario, es decir el libro que reúne versos o poemas en prosa sobre animales, es una de las tradiciones ancestrales de la poesía. Nuevo álbum de zoología continúa esta línea y la trae hasta nuestro siglo XXI de frenética destrucción de la naturaleza y de especies en peligro, la humana en primer término. A cada edición sucesiva se han sumado otros animales y otras maneras de mirarlos. La difícil o imposible convivencia entre el ser humano y los otros habitantes de nuestro planeta compartido tiene en común el final desamparo de todos los que poblamos un astro minúsculo perdido entre millones de galaxias. «Los animales saben», escribió Samuel Beckett, y Pacheco revive con él una y otra vez esta lección. Desde los efímeros cocuyos hasta la ballena bíblica, desde el invisible ácaro hasta el orgulloso tigre, la mirada se mantiene alerta y se aparta de las contemplaciones gratuitas. A la manera de los bestiarios medievales sus poemas suelen convertirse en un espejo moral que lamenta nuestro instinto depredador. Testimonio de vital urgencia, Nuevo álbum de zoología cala en el enigma de lo que existe sin desatender la elemental pasión por esta “terrible, absurda, gloriosa vida”.

En su prólogo a esta antología, editada para la Biblioteca de Premios Cervantes, Minerva Margarita Villarreal escribe: "La poesía de José Emilio Pacheco dispone del lenguaje sin miedo ni pudor, concentra una carga emocional que es antes que nada y por principio materia del verbo, puesto que pasa por su voz la combustión de la vida. El verbo dicta si el poeta ha decidido obedecer y José Emilio Pacheco es un cautivo del tiempo y del lenguaje. Del tiempo que le toco vivir, del tiempo ido, de futuro que será tan inasible como el pasado, y de la magnificencia del lenguaje que posibilita su revelación."

Tarde o temprano es la historia viva de una de las voces poéticas más originales de habla hispana. A esta nueva edición de su poesía - siempre en constante creación - se suman los títulos Los trabajos del mar, Miro la tierraCiudad de la memoria, El silencio de la luna, La arena errante y Siglo pasado. En la pequeña extensión de los textos, se encierra la compleja singularidad de la visión y la multiplicidad de formas poéticas del autor, su relación con las cosas y con el mundo de la imaginación. Claro ejemplo de la obra que obtiene autonomía más allá de su creador convirtiéndose en eco profundo de la existencia humana.

Destacamos como ejemplo de la antología este poema inicial: "Mi único tema es lo que ya no está / Y mi obsesión se llama lo perdido /Mi punzante estribillo es nunca más / Y sin embargo amo este cambio perpetuo / este variar segundo tras segundo / porque sin él lo que llamamos vida /sería de piedra".

En La fábula del tiempo, antología poética de José Emilio Pacheco, Jorge Fernández Granados, uno de los mejores poetas y críticos de la nueva generación mexicana, pone al alcance del lector en un solo volumen una selección crítica de una obra extendida ya a lo largo de varias décadas, testimonio de su país y de su tiempo pero también prueba de amor y fe en el poder de la palabra. Fernández Granados propone una visión conjunta y rigurosa de una obra viva en cuyo centro late el paso del tiempo en su doble e inseparable aspecto de constructor y destructor.

Cada poema de José Emilio Pacheco contiene la determinación de iluminar el lenguaje y el mundo a través de la reflexión sobre la condición humana. La materia, la inteligencia y la sensibilidad se nos muestran junto a la tragedia y la ironía, alejadas de la solemnidad. Su poesía es una poesía sin límites en el lenguaje, como dijo Darío Jaramillo, que extiende las fronteras de la percepción, poesía de todos, para todos, acto compartido de descubrimiento despiadado, de cruel y explícita revelación del inasible tiempo, de la historia cotidiana que el poeta nombra con lucidez y con el desconcierto de quien es igual a todos.

Mide el paso del tiempo encerrado en una burbuja de cristal. Es también la materia de que están hechas las dunas del desierto, y los médanos de la playa. Su incesante transformación engendra y devora, marca nuestra historia pública y personal. En ciertos períodos de la historia, sólo la poesía -la suprema versión del lenguaje- es capaz de tratar con la realidad gracias a que la condensa en algo asible, algo que la mente no podría captar de otra manera. La arena errante llega al comienzo de un siglo y al final de otro, de inmensas realizaciones en todos los campos pero también de muerte y exterminio, el siglo que más vidas ha cancelado en nombre de la exaltación de un nosotros y la cancelación de los otros. Aquí la especie humana aparece en toda su desnudez y con todo el sinsentido de sus infamias entre las llamas de la historia y la arena del tiempo. Pero también hay una celebración del privilegio de estar vivos y el asombro ante la frescura y la vitalidad que se renuevan y triunfan cada día.

Otros géneros

  • Diario de un niño judío, de David Rubinowicz (1962) Editorial Era.
  • Cómo es, de Samuel Beckett (1966) 
  • Vidas imaginarias, de Marcel Schwob
  • De profundis, de Óscar Wilde (1975) Muchnik
  • Un tranvía llamado deseo, de Tennessee Williams (1983) Universidad Autónoma de Sinaloa
  • Antología del modernismo, 1884-1921: tomos I y II en un volumen 1999 Era
  • Cuatro cuartetos, de T. S. Eliot (1989) FCE
  • Cantar de los cantares (2009) Era
  • Informe sobre la ciudad sitiada, de Zbigniew Herbert (1992) Universidad Autónoma Metropolitana
  • Don juan o el convidado de piedra / Mozart y Salieri, de Aleksandr Pushkin (1985) Universidad Autónoma de Sinaloa
  • Bajo la luz del haikú (1997) Breve Fondo Editorial poemas de Basho, Buson, Issa y otros

Premios

  • 1967 - Premio Magda Donato.
  • 1973 - Premio Xavier Villaurrutia.
  • 1990 - Premio Nacional de Periodismo.
  • 1992 - Premio Nacional de Ciencias y Artes en el campo de lingüística y literatura.
  • 2004 - Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda.
  • 2004 - Premio Alfonso Reyes.
  • 2005 - Premio Federico García Lorca.
  • 2009 - Premio Reina Sofía de Poesía.
  • 2009 - Premio Cervantes.
  • 2013 - Premio Corona de Oro.