El miedo, la levadura y los muertos

El miedo, la levadura y los muertos

No ficció , 1967

Ed. Nova Terra

Pàgines 185

El libro El miedo, la levadura y los muertos fue  calificado por el censor A. Barbadillo –el 9 de abril de 1968– de:  “Libro tendencioso, negativo, que encierra una dura crítica a nuestras Instituciones en multitud de facetas”,  y es una “clarísima infracción del artículo 2º de la vigente Ley de Prensa e Imprenta”, y “aunque linda con los preceptos analógicos del artículo 165 bis b) del Código Penal, a mi criterio no se perfila como figura delictiva”. El censor concluye: “En su consecuencia, y desde un plano estrictamente jurídico, procede a la aceptación del Depósito, directamente, o bien a través del Silencio Administrativo, tal como aconseja el Lector 36 en su preceptivo informe”.

La Censura no impidió que se publicara el libro, pero una vez en las librerías la Brigada Central de Investigación Político Social se presentó en los almacenes de la Editorial Nova Terra y se incautó de 936 ejemplares. A continuación cursó órdenes a las Brigadas de todas las ciudades para que procedieran a retirar los ejemplares a la venta. Así se hizo en Alicante, Almería, Burgos, Cáceres. Huelva, Madrid, Murcia, San Sebastián, Tarragona, Tenerife, Valencia y Vizcaya. Los primeros libreros visitados  por la policía política corrieron la voz a sus colegas de las otras ciudades, y así se explica que  la policía sólo halló pocos ejemplares en cada una de las librerías. Los editores Josep María Verdura y Carlos Alfonso Comín le comunicaron al autor que los libros habían sido secuestrados y que “el Ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, en uno de sus arrebatos, ordenó que todos los libros incautados fueran guillotinados”.  De la cuchilla se salvaron algunos pocos ejemplares que aparecieron a la venta en Internet.