Juan Jacinto Muñoz-Rengel

Juan Jacinto Muñoz-Rengel

La capacidad de amar del Sr. Königsberg

La capacidad de amar del Sr. Königsberg

Novela , 2021

Alianza Editorial

Páginas 176

Un original y desternillante cruce de Bartleby, el escribiente y La guía del autoestopista galáctico.

Paul Königsberg es el empleado perfecto: puntual, metódico, obsesivo, tan apegado a su horario laboral como incapaz de pronunciar un simple «hola» a la compañera de oficina de la que lleva años enamorado. Por todo ello es objeto de las burlas de sus colegas, así como de su anciana madre, que lo telefonea puntualmente para recordarle que jamás llegará a nada.

Nadie aventuraría al verlo que la continuidad de la raza masculina va a depender de un tipo tan poco dotado para llevar una vida normal. En efecto, cuando la Tierra se vea sacudida por la invasión de extravagantes alienígenas que sitúan a los hombres al borde de la extinción, el inefable señor Königsberg, con su peculiar sentido del deber, su trastorno obsesivo compulsivo y su afición al tricotaje, se revelará como un espécimen particularmente dotado para sobrevivir a la hecatombe.

"Esta novela tiene algo de paradoja de Schrödinger: en ella las cosas familiares se hacen extrañas y las cosas extrañas se hacen familiares. ¿De verdad no quieres saber si el gato está vivo o muerto?" Marta Sanz

"Sabe a clásico. Rengel lo ha vuelto a hacer. Divertido, emocionante, extraño, apocalíptico e inquietante. No sé que más necesitas de un libro." Berto Romero 

"La escritura con la que acompaña el autor este retrato evoca a Julio Cortázar o a otros latinoamericanos, como Borges, Onetti o Ribeyro, es meticulosa y tranquila, abraza la sintaxis como si ésta no fuera usada para el ruido o el daño, obedece a las leyes de las matemáticas y es tan perfecta como el universo que reclama el señor K." Juan Cruz, Babelia, El País

“Da la impresión de que Muñoz Rengel se sienta delante del papel en blanco armado hasta los dientes –inteligencia, tremenda imaginación– pero sin perder la serenidad.[…] El resultado no pudo ser mejor.” Lilian Neuman, Culturas, La Vanguardia