Barcelona, Venezuela, 1908 - Caracas, Venezuela , 1985

Escritor, humorista, periodista, ingeniero y político, Miguel Otero Silva formó parte en su juventud de la Generación del 28, integrada por un grupo de estudiantes universitarios enfrentados al régimen de Juan Vicente Gómez. Fundó en 1941 el semanario político-satírico El Morrocoy Azul y un año después el diario El Nacional. Inició su dilatada carrera literaria como poeta. Su obra narrativa arrancó con Fiebre, y su segunda novela, Casas muertas, lo situó en un primerísimo lugar entre los escritores de su generación, posición que sus posteriores obras no harían sino confirmar. Dotado de ingenio excepcional, desarrolló paralelamente a su labor novelística una intensa actividad como humorista, que se refleja en sus poemas satíricos, sus obras de teatro burlescas y buena parte de sus publicaciones en prensa. En 1979 recibió el Premio Lenin de la Paz de parte de la Unión Soviética.

  • "Una gallarda y desenvuelta actitud hacia la vida, ante la cual se planta siempre con invencible sonrisa. Una posición, como creador, que no ha hecho sino definirse y acendrarse en forma continua: la del poeta y novelista que hace una obra para todos los hombres, llena de fervoroso humanismo". Carlos Augusto León
  • "Quien no conoce la obra de Miguel Otero Silva, no conoce Venezuela". Carleton Beals
  • "El hombre Miguel Otero Silva, vale tanto como el escritor: lealtad de amigo, generosidad de compañero. Y ese colocarse siempre, con los pies firmes, en la buena orilla de las causas del hombre". Benjamín Carrión
  • "Erase una vez un hombre que no se encerró en sí mismo, sino que se desgranó como las uvas o el trigo. Era difícil pasar por su lado sin leerlo: En su conducta tenía más palabras que los libros". Pablo Neruda

Bibliografía

Novela

"Indagar en la vida de Jesús como hombre histórico destruye la propia imagen de Cristo, porque la esencia de su personalidad es el misterio. La actividad de Jesús, su ser mismo como miembro de una trinidad, no logra explicarse por los acontecimientos históricos. Jesús viene del misterio de Dios y la Biblia y La piedra que era Cristo, nos dicen que retorna a Él después de su peregrinaje entre los hombres. El origen de Jesús está en Dios. Las evidencias no se explican. ¿Cómo aproximarse a una escritura cuya referencia primigenia trata de un misterio?". Magaly Salazar en Letralia, mayo de 2011.

"La rebelión que encarna Lope de Aguirre, la primera rebelión americana, lo hace figurar por mérito propio en el pabellón de la heterodoxia española y señala, en la locura de la dimensión amazónica, el camino que los libertadores hispanoamericanos tomaron años más tarde, fragmentando en sus ambiciones caciquiles y personales la utópica geografía americana. Otero Silva, tratando al personaje en las cercanías de la realidad histórica, establece los parámetros humanos del loco Aguirre, utilizando métodos lingüísticos y tiempos novelescos que no corresponden exactamente con los tratamientos a que nos viene acostumbrando la narrativa latinoamericana contemporánea". Juan Jesús Armas Marcelo en El País, agosto de 1979.

La novela comienza pocos días antes del derrocamiento de Rómulo Gallegos y el comienzo de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez y cuenta la historia de tres venezolanos de distintas clases sociales que comparten el mismo nombre, fecha de nacimiento y de muerte. El joven de clase baja (Victorino Pérez) se vuelve un criminal común, el de clase media (Victorino Perdomo) se une a la guerrilla y el de clase alta (Victorino Peralta) se liga a una pandilla de muchachos ricos. Las anécdotas vitales de los tres muchachos sirven como vehículos para plasmar la condición en cada uno de sus estratos sociales y los efectos del ambiente de violencia e inestabilidad que permeaba al país en ese momento.

Esta novela aborda de manera muy interesante y cruda la problemática política de Sudamérica, y al mismo tiempo nos narra la vida de cinco hombres que al compartir la misma celda se ven obligados a deferir su vida y contar sus historias. El final es inesperado, ya que uno espera la muerte biológica de un personaje y lo que obtiene en el finito de este libro es la muerte de una ilusión que dio un motivo para vivir a esos hombres mientras estaban presos.

La novela narra el nacimiento de un campo petrolero en torno al pozo Oficina Nº 1, primero del oriente de Venezuela. La novela sigue la transformación del pozo en un pueblo petrolero, que en la vida real corresponde a la ciudad de El Tigre, y su desarrollo anárquico. Esta novela es una continuación de Casas muertas. En unos cuantos capítulos el eje central vuelve a ser Carmen Rosa, en este nuevo pueblo en formación, aún sin norte. Todos los elementos propios de la novela anterior son tratados con cierta desgana, que no por ello es inadecuada.

Carmen Rosa, novia de Sebastián, regresa a su casa luego del entierro de su amado, y se refugia en su jardín, el único sitio del pueblo donde todavía puede admirarse la belleza de plantas bien cuidadas, confirmación definitiva de la decadencia del pueblecito, pues "no quedaba a los habitantes de Ortiz sino la resignada espera del acabamiento". Antes de que Carmen Rosa naciera, Ortiz había sido un pueblo vivo. A través de los recuerdos de los mayores, la mujer intentará reconstruir el pasado y revivir la gloria del lugar, entonces muy distinto a las actuales ruinas.

 

 

Reseña en Estrella Digital, 19/11/2016 

Esta obra gira en torno a un grupo de estudiantes universitarios que durante el carnaval de 1928 iniciaron un movimiento en contra de la dictadura de Juan Vicente Gómez, hecho con el que pretendían transformar las ideas que fundamentaban la sociedad de la época y la cultura del país. Describe la situación universitaria en el contexto de la dictadura, los hechos armados sufridos por los estudiantes que se alzaron contra el gobierno y los castigos impuestos por la dictadura gomecista, los trabajos forzados que poco a poco mataban a los prisioneros políticos, reflejando al mismo tiempo a manera de metáfora el paludismo, enfermedad relacionada a la miseria en la que se encontraba Venezuela, que dejaba en sus víctimas fiebre, una fiebre corporal y una fiebre –metafórica– por hacer del país un lugar libre, habitable y sin miserias, sin tinieblas. De ahí el título de la obra.

Poesía

Obra cumbre poética del autor.

"La poesía de Otero Silva asume la vida plenamente con un discurso que utiliza tanto las formas métricas tradicionales, como el verso libre. Un fuerte acento social permea sus textos y se equilibra con la búsqueda íntima, con problemas existenciales en poemarios como este de La mar que es el morir". En Poesía de siempre, una antología de la Asociación Prometeo de Poesía.

Es un libro coral en el que Miguel Otero junto con otros literatos sudamericanos rinde homenaje y tributo a Eloy Blanco en la hora de su fallecimiento. Destaca su poema Ha muerto y yo lo lloro

En esta obra se recogen los mejores poemas de Agua y cauce y se añaden otros  nuevos que son publicados por primera vez. 

 

 

 

En la Revista Iberoamericana presentaron este poemario revolucionario con estas palabras: “En este volumen se recogen un puñado de versos de este poeta venezolano. El libro se ha editado en México, donde han podido sortear la censura imperante en Venezuela, país donde han sido escritos. Fue publicado por una serie de compatriotas venezolanos exiliados pues en este momento el autor está prisionero. Malos tiempos para la poesía independiente y el pensamiento adulto y crítico. Sólo voces aisladas nos llegan para decirnos cuán intenso es el drama que se vive en Latinoamérica y cuán trágica es la realidad que se expresa en la voz desgarrada de los poetas novísimos. Un verso nuevo es un clima nuevo: un ensueño y una esperanza de un más allá donde refugiarse de la cruda realidad”. 

No ficción

 

Impresiones personales sobre arte y política en Venezuela, España y Latinoamérica.

Bajo un título excesivamente modesto este libro reúne precisamente ocho piezas "oratorias", improvisadas o concebidas según objetivos distintos a los de la palabra escrita.

Ensayo que recrea la belleza cultural y arquitectónica de la ciudad de Florencia desde una perspectiva histórica.

Opiniones sobre arte y política del autor.

Obra periodística

Bajo el pseudónimo de Miosi, Miguel Otero publicó caricaturas y bromas que retrataban la Venezuela del momento. Los textos de estas sinfonías fueron insertados en el diario Ahora con gran seguimiento del público y éxito de crítica.

Antología / Selección

Antología de sus mejores poemas desde Agua y Cauce hasta Umbral.

Otros géneros

Un morrocoy en el infierno, compilación del trabajo humorístico de Miguel Otero Silva, es sin duda una obra emblemática en la historia de las letras venezolanas. En efecto, es un testimonio de la evolución del género desde los tiempos de la revista El Morrocoy Azul, hasta el comienzo de los ’80. Pero como exige el verdadero arte del humor, aquí la risa es cosa seria, pues alivia y da energías para seguir adelante, al tiempo que nos hace ser más suspicaces ante el discurso del poder. El talante político de la mayoría de estos escritos no les roba, sin embargo, ingenio ni frescura; la elegancia con la que se reinventa el arte del soneto, lo mismo que la ironía con la que se ridiculiza a las tiranías dan vida a espléndidas y divertidísimas piezas de humor que, como afirma Adriano González León en el prólogo, son el mejor ejercicio crítico contra las tristezas del mundo.

Una leyenda, una joya de la literatura humorística. Fue publicado por primera vez de manera prácticamente clandestina; nadie sabía quiénes eran ni de dónde habían salido los responsables de aquella compilación de cuartetas y caricaturas donde santos, mártires y otras figuras del Evangelio eran blanco de una sátira hilarante y provocadora. El escándalo fue mayor y suscitó la más enérgica condena de la Iglesia, que prohibió a los católicos la lectura de “semejante colección de blasfemias”, como calificara el libro el cardenal Quintero. En su opinión ésta era una obra perversa, que inducía al lector a juzgar la vida de los santos a partir de “un cúmulo de falsedades”, cuyos autores habían tenido el descaro de hacer pasar por obra de un sacerdote jesuita. A esta joya de la literatura venezolana le ha tomado menos de 40 años convertirse en una verdadera leyenda.

Premios

  • 1979 - Premio Lenin de la Paz 
  • 1956 - Premio Nacional de Literatura de Venezuela