El reposo del fuego

El reposo del fuego

Poesía , 1966

Era

Predomina en El reposo del fuego un agudo sentimiento de fugacidad de todo lo existente. Pacheco descubre que no somos eternos como nos habían enseñado, sino seres fugaces. Se trata de un gran poema unitario, dividido en tres partes o cantos, en el que el autor se revela en plena madurez de sentimiento y de expresión. En las líneas inaugurales de El reposo del fuego (“Nada alivia el desastre/ llena el mundo la caudal pesadumbre de la sangre”) ya actúa el temperamento adiestrado en el vislumbre de las corrosiones del tiempo, del dolor, del polvo, de la grandeza humillada por la fugacidad. Aún falta el personaje poético, el ser que reflexiona y participa de sus descubrimientos.