La vuelta al día en ochenta mundos
Otros géneros , 1967
Siglo XXI Editores
Páginas 214
Particular homenaje de Julio Cortázar a su tocayo Verne, cuyas novelas devoró de niño. En realidad, no es que haya muchas menciones a Verne, aparte del título; sin embargo, la inversión que lo conforma puede dar ya idea del homenaje, que tiene lugar en ese nivel de profunda gratitud debida en el que las cosas no son tan evidentes. Julio Verne quería conseguir que lo fantástico pareciera científico; Cortázar estaba empeñado en lograr lo contrario: que el orden anodino y calmo de lo real desvelara los abismos de asombro que lo sostienen. Y a ese propósito destina aquí los medios más variados.