Ottawa, Canada, 1947
John Ralston Saul nació en Ottawa y cursó estudios en la Universidad McGill y en el King’s College de Londres, donde se graduó con el título de Doctor en 1972. Es doctor honoris causa por la Universidad McGill de Montreal, la Universidad de Ottawa y la Universidad pedagógica Herzen de San Petersburgo. Publicó su primera novela, Birds of Prey en 1977. A finales de los 70 y principios de los 80, viajó regularmente con las guerrillas y en el norte de África y el Sudeste Asiático. Durante este periodo, escribió La trilogía filosófica y conoció a escritores que sufrían la represión de la libertad de expresión, lo que le llevó a interesarse en el trabajo del PEN Internacional y a ejercer de presidente del mismo de 2009 a 2015. Ha brindado su apoyo a varios centros del PEN, acudiendo especialmente en defensa de numerosos escritores encarcelados, como es el caso actualmente en Afganistán, China e Irán. Sus obras han sido traducidas a 28 idiomas, en 37 países. Su última novela, Dark Diversions, publicada originalmente en francés como De si bon Américains, es un retrato irónico de la vida de los nuevos ricos americanos.
La Agencia Literaria Carmen Balcells representa al autor para lengua española y portuguesa (Portugal).
"With his sophisticated international perspective and blunt freedom from cant, he offers a promising persona for the future: the intellectual as man of the world." The Washington Post
"[Saul has] the most wide-ranging mind and [is] one of the greatest organizing and focusing teachers we have." Sydney Morning Herald
"Saul has a keen eye for hypocrisy and pungently dry wit." The Independent (UK)
Bibliografia
Novel·la
No ficció
Novel·la
En el confín del mundo civilizado se pudre la ciudad de Bangkok –la otrora hermosa joya de Oriente es hoy una mezcla perversa de placer y dolor. Es un lugar de encuentro de la violencia con la inocencia, donde los buenos, con suerte, mueren jóvenes. Es el paraíso de John Field en esta tierra.
Field, un ex periodista y empresario ocasional, se entera de que su ex-esposa y el amante de ésta han sido asesinados. Recuerda que alguna vez tuvo sentimientos humanos y parte en busca del asesino. Para encontrarlo, penetra muy a pesar de él en un mundo que conoce demasiado bien. En sus calles atestadas y sórdidas descubre un universo fuera de control: una sociedad de ladrones y cínicos, y de muertos vivos. Lo que allí aprende ha de perseguirlo por el resto de sus días.
James Spenser es un hombre obsesionado por la belleza, un coleccionista tan maniático que hasta se diría que para él el arte es algo sobrenatural. Por su carácter, complejo y sofisticado, sería el último hombre sobre la tierra capaz de volverse un ladrón. Pero lo que persigue es excepcional: veinte Budas del siglo XI de la ciudad abandonada de Pagan, en Birmania, valuados en un millón de dólares cada uno.
En Tailandia, Spenser se asocia con Field, un periodista expatriado y borracho, y con Blake, un pastor baptista norteamericano que oficia de jefe guerrillero, y sin quererlo se ve metido en la mortífera red de enemistades públicas y privadas cristalizada en la extraña relación que mantiene Blake con Marea, su novia, de quien también Spenser será amante, y en las rivalidades sanguinarias entre los ejércitos guerrilleros y los traficantes de opio que se disputan el poder a cualquier precio. Jefes despiadados e individuos desesperados se enfrentan en una lucha a muerte por la supremacía.
Baraka es, a primera vista, una cruda y emocionante historia de petróleo, armas y guerra de guerrillas en el Sáhara. Pero su núcleo es la amistad y el amor que unen a Anthony Smith, Martin Laing y Cósima, la esposa de Martin, y las ambiciones, los deseos y los valores que malogran este amor. Es, también, una reflexión sobre la gran confusión moral que impera cuando el “villano” es nuestro amable vecino, quien por supuesto no se considera un villano.
La novela está ambientada en Marruecos, Tailandia y Vietnam. John Ralston Saul teje la trama de un tráfico de petróleo que se transforma en tráfico de armas, y de un tráfico de armas que se convierte en una sangrienta guerra civil. Es un relato de corrupción, de valor y de sueños encontrados y perdidos.
Cuadro de una micro-sociedad en la cual los apetitos de poder han reemplazado a los ideales y en la cual el cinismo es la justificación, agitada por antagonismos de toda clase, por el flujo y reflujo de rencores y odios largo tiempo incubados, por el enfrentamiento de camarillas rivales, la novela de John Ralston Saul combina magistralmente aventuras y política-ficción y se desarrolla a un ritmo jadeante. El lector asiste fascinado a una descripción estremecedora del crepúsculo de la era Gaullista.
Muerte de un General es, sin embargo, algo más que una novela de serie negra de inspiración política. Narra, por encima de todo, un episodio extraordinario y poco divulgado del histórico ajuste de cuentas entre de Gaulle y su ejercito.
No ficció
En Dark Diversions, como si se tratara de una picaresca, John Saul observa la vida de los norteamericanos ricos del mundo moderno, es decir, los «nuevos ricos ». Como un amigo, o un simple allegado, se introduce en los hoteles lujosos de la Riviera italiana, en los clubes de caza y en los bares americanos. Pero es capaz de alejarse de ese mundo para recordarnos que los dictadores existen. Estos ricos, hijos de la democracia, cual descendientes de los personajes de Fitzgerald, disimulan sus tragedias, o sus crímenes, en los fastos de la vida mundana, sin preocuparse en absoluto por los totalitarismos que hacen nuevamente su aparición. Han amasado fortunas y con lo único que sueñan es con el lustre de la aristocracia.
Cuando John Saul escribe sobre los defectos de los ricos, se coloca en la tradición de Maupassant y de Somerset Maugham, pero también está hablando de las postrimerías del siglo XX.
Canada has no better interpreter than prolific writer and thinker John Ralston Saul. Here he argues that Canada did not begin in 1867; indeed, its foundation was laid by two visionary men, Louis-Hippolyte Lafontaine and Robert Baldwin. The two leaders of Lower and Upper Canada, respectively, worked together after the 1841 Union to lead a reformist movement for responsible government run by elected citizens instead of a colonial governor.
But it was during the “Great Ministry” of 1848—51 that the two politicians implemented laws that created a more equitable country. They revamped judicial institutions, created a public education system, made bilingualism official, designed a network of public roads, began a public postal system, and reformed municipal governance. Faced with opposition, and even violence, the two men— polar opposites in temperament—united behind a set of principles and programs that formed modern Canada. Writing with verve and deep conviction, Saul restores these two extraordinary Canadians to rightful prominence.
In this startlingly original vision of Canada, thinker John Ralston Saul unveils 3 founding myths. Saul argues that the famous “peace, order, and good government” that supposedly defines Canada is a distortion of the country’s true nature. Every single document before the BNA Act, he points out, used the phrase “peace, welfare, and good government,” demonstrating that the well-being of its citizenry was paramount. He also argues that Canada is a Métis nation, heavily influenced and shaped by aboriginal ideas: egalitarianism, a proper balance between individual and group, and a penchant for negotiation over violence are all aboriginal values that Canada absorbed. Another obstacle to progress, Saul argues, is that Canada has an increasingly ineffective elite, a colonial non-intellectual business elite that doesn’t believe in Canada. It is critical that we recognize these aspects of the country in order to rethink its future.
In this essay, John Ralston Saul addresses the legacy of Joseph Howe, his famous defence in 1835, and his contributions to a distinctly Canadian position on freedom of speech and freedom of the press. Saul recalls a time when political debate was prioritized in society and covered by the media, and when the democratic foundations of this country were first articulated and pursued. In a style both humorous and emphatic, Saul provides a succinct look at Canadian history and our current whereabouts, and an ambitious rally for participatory democracy and intelligent media for the future.
John Ralston Saul nos explica que casi todas las reacciones ante la crisis, que oficialmente comenzó en 2008, no han sido más que eso: reacciones al status quo. La mayoría de sus autores ha cometido el error de pensar que la causa de la crisis fue una crisis financiera. Saul dice que no es así, que esta crisis es mucho más extensa y profunda. En su opinión, cuanto más reaccionamos a la crisis financiera más nos quedamos paralizados dentro del sistema globalista, sin darnos cuenta de que ya está perimido.
Los defensores de la globalización predijeron que los estados nacionales se encaminaban a convertirse en estados irrelevantes; que la economía, y no la política o las armas, determinaba el curso de los acontecimientos humanos; que el crecimiento de los intercambios comerciales internacionales promoverían mercados prósperos, los cuales a su vez abolirían la pobreza y transformarían las dictaduras en democracias.
Entre los éxitos de la globalización figuran el asombroso crecimiento del comercio mundial y el inesperado progreso de la India y de China, que están, al parecer, a punto de convertirse en las superpotencias del siglo XXI. Pero su colapso nos ha dejado en medio de un caótico vacío: los Estados Unidos parecen decididos a hacer caso omiso de sus críticos internacionales. En Europa, problemas como el racismo, el terrorismo y el resurgir de los nacionalismos, exigen soluciones exclusivamente europeas nacidas de las experiencias y las necesidades locales. En otros lugares, el mundo busca respuestas para la deuda africana, la epidemia del SIDA, el retorno de los fundamentalismos y del terrorismo, que se niegan perversamente a desaparecer a pesar del teórico apogeo de la prosperidad global.
Agudo y profético, El colapso de la globalización está destinado a ser uno de los libros seminales de nuestra época.
John Ralston Saul explains how our different qualities give us the intelligence, self-confidence and practical ability to think and act as responsible individuals. He argues, however, that when certain human qualities are worshipped in isolation they become weaknesses, even forces of destruction or self-destruction. In short, they become ideologies.
How then can we use our qualities as positive forces in our own lives – and the life of our society? How can we use them so that each builds upon the other in order to reinforce us as humans?
Saul’s answer is Balance.
On Equilibrium is an intelligent, persuasive and controversial exploration of the essential qualities of humanity and how they can be used to achieve equilibrium for the self and to foster an ethical society. It is at once an attack on our weakness for ideologies and a manual for humanist action. It is the logical, compelling and humane successor to his philosophical trilogy Voltaire’s Bastards, The Doubter’s Companion, and The Unconscious Civilization.
En un sorprendente ejercicio de reorientación, John Ralston Saul analiza en profundidad nuestros mitos canadienses – los verdaderos, los falsos y los que preferimos negar – y los reconcilia con la realidad de la política, la cultura y la economía actuales. Denuncia la negación del espacio que socava nuestros centros urbanos, esboza las diferencias dramáticas entre el nacionalismo positivo y el negativo, explora las consecuencias de la descentralización y deplora la desaparición del bien público en beneficio de los grupos de presión. Propone soluciones para nuestra crisis de madurez en materia de política social recordándonos hasta qué punto la reconciliación y la reforma han estado siempre, y siguen estando, en el centro de la supervivencia y creación de nuestro país.
Apoyando sus reflexiones en las palabras de nuestros novelistas, poetas, historiadores, cantores, filósofos, pintores y nuestras personalidades políticas más innovadoras a lo largo de los siglos, Saul revela la asombrosa originalidad del experimento canadiense. En una demostración de equilibrio entre realismo y optimismo, logra convencernos de que el país, que es ante todo una idea de país, no es un ideal o una utopía.
This lecture October 6, 1995 at the Museum of Civilization inaugurated a series of lectures entitled The meeting-democracy and citizen.
“In the hope of career success, each of us – even writers – is forced to act like a courtier [...] The result is a rising cynicism among members of the elite because we know very well that courtiers are always cynical. The discourse of elite past two decades is a huge stained cynicism about what we can do, about democracy, about citizens. This is the same cynicism that was found at the court of Louis XV and Louis XVI.”
La inconsciencia de la que hable Saul no tiene nada que ver con el psicoanálisis, sino con la falta de una perspectiva clara acerca de la verdadera y amenazante esencia de la realidad local, nacional y mundial a que, paradójicamente, nos lleva la excesiva – pero deliberadamente fragmentaria – cantidad de información que recibimos.
Desde una posición de izquierda, menos vinculada a un modelo político que a una tradición de pensamiento humanista que se remonta a Sócrates – y que encuentra en Platón a su primer oponente, el primer defensor de la «razón de Estado»-, Saul dibuja con agudeza el mapa de la situación sociopolítica actual; la glorificación del capitalismo liberal como el único modelo económico posible y deseable, el único que garantizaría la continuidad de la democracia.
Se hace creer al ciudadano que el rumbo de todo lo humano depende de unos parámetros económicos cuyo manejo esta mas allá del alcance de la mayor parte de los hombres, de modo que se les aboca a la pasividad y al individualismo. Individualismo ilusorio, por otra parte, ya que apenas queda espacio para la iniciativa en la hiperburocratización y el corporativismo de la economía y la política actuales; lo cual, además de marcar el recorrido de un insalvable circulo vicioso, sirve de coartada moral para justificar la actitud pasiva – muy útil para los denos del poder – frente a las grandes atrocidades, derivadas en casi todos los casos de las grandes desigualdades económicas que impone el nuevo orden mundial.
Nacido de las conferencias que el autor pronuncio en el marco de las prestigiosas «Massey Lectures» de la Universidad de Toronto, este ensayo mantiene el tono de su original forma oral, alejándose de toda argumentación criptica y de cualquier clase de erudición sobreentendida, para dejar que prime la contundencia y claridad de los comprometidos puntos de vista que pone en juego.
Una suerte de diccionario de ideas recibidas de la civilización occidental, en la estela de Flaubert, Ambrose Bierce, el Dr. Johnson, o la “Enciclopedia” de Diderot. Con un sentido común por demás agresivo, John Ralston Saul coloca en el punto de mira de su ironía a la tecnocracia y el conformismo social actuales. “Desde una perspectiva humanista, el alfabeto puede ser una herramienta para examinar la sociedad, y el diccionario una serie de preguntas, una indagación del sentido, un arma contra el saber heredado y por tanto contra las premisas del poder constituido”, escribe. Contra la dictadura de la eficacia reivindica el error. Es una reivindicación del humanismo en lo que éste tiene de imaginación y capacidad creadora.
“Vivimos convencidos de que la solución de nuestros problemas consiste en la aplicación de un saber-hacer organizado racionalmente, cuando, en realidad, nuestros problemas provienen en gran parte de esa aplicación misma.” Hay unos “bastardos de Voltaire” que se han hecho con el poder en Occidente y lo administra en provecho propio, en secreto, con lenguaje incomprensible para el lego. Si Voltaire apareciera entre nosotros, se horrorizaría con la dictadura actual de la razón, que ha destrozado todo lo demás, especialmente el humanismo. Los ministros, profesores universitarios, empresarios, planificadores, economistas funcionarios, tecnócratas de todo tipo, son el blanco de este estudio apasionante de las causas del continuo fracaso de la razón para organizar nuestro mundo. Desde el desempleo hasta el comercio de armas, desde la depredación del medio ambiente hasta la deuda pública y privada, desde la impotencia militar hasta la educación, se puede verificar que nada marcha bien o que todo puede empeorar. Pero desde Bruselas a Buenos Aires pasando por Washington se escucha el mismo discurso, circulan los mismos hombres con los mismos trajes, se reiteran los mismos razonamientos y se obtienen los mismos malos resultados.
Saul nos ofrece un análisis fulgurante y una feroz denuncia del mal que nos corroe: la dictadura de la razón en Occidente.
Premis
- 1990 - Premio Lettarario Internazionale (Italia ) por The Paradise Eater
- 1996 - Premio Governor General's Literary for Non-fiction, por The Unconscious Civilization
- 1996 - Chevalier des Arts et des Lettres de France
- 1996 - Premio Gordon Montador, por The Unconscious Civilization
- 1998 - Premio Gordon Montador, por Reflections of a Siamese Twin
- 1999 - Companion of the Order of Canada
- 2002 - Queen Elizabeth II Golden Jubilee Medal
- 2004 - Pablo Neruda International Presidential Medal of Honour
- 2010 - Gran Premio de Literatura de la Fundación Manhae, Corea del Sur
- 2011 - Premio Inaugural Gutenburg Galaxy for Literature
- 2011 - Premio Writer’s Union of Canada’s Freedom to Read