Detrás del telón

Detrás del telón

No ficció , 2023

Trampa

Pàgines 128

Un curso inédito
En julio del año 2012 Ana María Moix impartió en Santander un curso de una semana, un taller de lectura y creación, en la Universidad Menéndez Pelayo. Lo tituló «Detrás del telón»; el título que se conserva aquí. Murió el 28 de febrero de 2014 y los materiales con que compuso el curso quedaron inéditos.

Si se revisan los obituarios y notas que se sucedieron tras su muerte se comprueba que suele describírsela como «musa» de la gauche divine, niña precoz, hermana de Terenci, la «nena».

Quizá ha sido única la percepción crítica de Ana Rodríguez Fisher, cuando adivinó en Moix la forja temprana de un carácter y una vocación firmemente decidida. Había en Moix una mirada y una perspectiva única en su generación. Fue una cronista que aparentemente ofrece una aproximación cálida a sus objetos –los escritores, los artistas o la familia– pero que ejerce esa aproximación a través de un estilo seco, rítmico, irónico, nunca sarcástico, sin epítetos, a la manera casi de una Gertrude Stein o de alguien que ella invoca como uno de sus maestros: Corpus Barga. En este curso reutilizó también distintos textos previos, semblanzas y relatos, que actualizó en el taller.

Crónicas inéditas de fútbol
Lo novedoso de los textos aquí recopilados es que (con excepción del primero) fueron escritos no para ser publicados sino para ser leídos al aire en Catalunya Ràdio. No es ningún secreto que a Ana María Moix le gustaba el fútbol. Fue el asunto de varios de sus artículos en prensa y hasta de uno de sus libros (Un poco de pasión y otros cuentos). Pero estas crónicas, escritas en catalán, a veces a máquina, a veces en manuscrito, con tachaduras y correcciones sobre el papel, la muestran original y hasta profética. Le gustaba ir al estadio y reflejar lo que había visto y oído. Le gustaba el espectáculo y el fenómeno social. Le gustaba reírse, y la comicidad de estos apuntes es uno de sus puntos irrenunciables. Precisamente por eso tenía una fina percepción de todo del juego. Fue, para dar un ejemplo elocuente, de los primeros que previeron lo que Messi iba a significar, como futbolista y como figura de la etapa más gloriosa del Barcelona. Y fue pionera también en otro aspecto: supo adivinar que la poca estima en que se tenía a las mujeres dentro del mundo del fútbol (como deportistas, claro, pero también como directivas, espectadoras, comentadoras, partícipes de pleno derecho) era algo que iba a cambiar en poco tiempo. Por eso esta sección está encabezada por una preciosa crónica en que Moix, sentada en una terraza, presta atención a unas chicas que, al lado de su mesa, hablan de fútbol.
Intuye que está asistiendo a un anuncio de lo que vendrá. Y acierta.