Buenos Aires, Argentina, 1948

Guillermo Saccomano se dedicó durante años a la publicidad y al guión, colaborando con editoriales españolas, inglesas, italianas y norteamericanas. En 1979 publicó el libro de poemas Partida de caza, y en 1984 se estrenó en narrativa con la novela Prohibido escupir sangre. En el año 2001 le fue otorgado el Premio Nacional de Novela por El buen dolor, y durante los años siguientes desarrolló su trilogía sobre la violencia política, formada por los libros La lengua del malón, El amor argentino y 77, que tuvo un gran éxito de crítica y público. En 2012 recibió el Dashiell Hammett Award por su novela Cámara Gesell. Algunos de sus relatos han sido llevados al cine y han aparecido en varias antologías. En la actualidad dirige un taller de narrativa y colabora con el diario Página/12.

  • "Una prosa tan afilada y ardiente como un cuchillo al rojo." Rosa Montero
  • "El triunfo del arte de novelar." Ricardo Menéndez Salmón
  •  “No ha habido nunca un paisaje urbano tan cautivador ni un pueblo que esconda tanta vileza como el que describe el escritor argentino Saccomanno en su novela negra Cámara Gesell (..). Como Twin Peaks reinventado por Roberto Bolaño, Cámara Gesell es un microcosmos en el que se entrelazan multitud de voces creando una fascinante sinfonía de depravación humana.” Publisher’s Weekly
  • “Cínica y divertida: una historia digna de estar junto a Cortázar y Donoso.” Kirkus (sobre Cámara Gesell)
  • “Como True Detective a través de la mirada de William Faulkner y John Dos Passos, Cámara Gesell es un mosaico de miseria, una cautivadora historia que le tendrá embelesado hasta que llegue a su sorprendente final.” Open Letter
  • “Saccomanno logra una novela monumental donde ciertas historias comprimidas nos sacuden con su final inesperado y explosivo.” El Mundo (sobre Cámara Gesell)
  • “Una obra coral, salvaje e implacable, considerada la gran novela social argentina.” Europa Press (sobre Cámara Gesell)
  • “Un magno empeño narrativo y un fresco minucioso de la descomposición de la sociedad.” El jurado del Premio Dashiell Hammett (sobre Cámara Gesell)

Bibliografia

Un relato sobre la amistad con un registro lírico de enorme belleza.

Hay un momento de la vida en que un hombre mira hacia atrás, hace memoria y reflexiona en una suerte de recapitulación. Su tono no es melancólico, sino de valoración íntima de lo vivido. Y trata de reconocer aquello que ha sido feliz y crucial. En el recuento de las experiencias y de los años, sus amigos han sido una presencia permanente. A ellos está dedicado este libro.

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Novela

Un relato sobre la amistad con un registro lírico de enorme belleza.

Hay un momento de la vida en que un hombre mira hacia atrás, hace memoria y reflexiona en una suerte de recapitulación. Su tono no es melancólico, sino de valoración íntima de lo vivido. Y trata de reconocer aquello que ha sido feliz y crucial. En el recuento de las experiencias y de los años, sus amigos han sido una presencia permanente. A ellos está dedicado este libro.

Guillermo Saccomanno cuenta la historia en común con amigos queridos que han muerto y, sin embargo, la conversación sigue. Con los vivos el intercambio va variando y se proyecta hacia los años por venir. Todos son habitantes de la costa que han atravesado caminos propios con innumerables revelaciones. En algunos casos, sus miradas sobre el mundo muestran recorridos marcadamente diferentes y, no obstante, complementarios. Unos y otros se ganan un lugar en el corazón del lector.

La relación entre estos hombres, la amistad viril, que con tanta precisión describe este libro conmovedor, va tomando distintas formas a lo largo del tiempo; la tensión, los ripios de la rivalidad y las enseñanzas conviven con las lealtades, que esconden sentimientos profundos y amorosos que se dan con naturalidad. Mirlo es el retrato certero de los amigos queridos, un drama que encuentra un registro lírico de enorme belleza.

Desde su primera frase, Soy la peste se plantea como un descenso que no es sólo interior. Relato de iniciación en el mal, su código es la supervivencia, el sálvese quien pueda en un paisaje de calles desoladas por una peste arrasadora. Un pibe sin nombre, de masculinidad resentida, se las tiene que ver en su fuga de una ciudad asolada por esperpentos y fieras no menos impiadosas que él. Novela de aprendizaje, Soy la peste es la radiografía cruda de un canalla sin otros códigos que el instinto violento y el goce primario, inmediato. Si Dios ya no existe, de modo dostoievskiano todo puede estar permitido. Y entonces el deseo de catástrofe y el crimen dejan de ser una opción aberrante. De esto nos habla Guillermo Saccomanno en una novela que combustiona una alternancia arltiana entre lenguaje alto y plebeyo. Alucinación de nuestros terrores presentes, esos que nos empujan a pensar en el después de esta tierra baldía, si es que habrá un después. Pesadilla o pronóstico desconsolado de un mundo que ya no volverá a ser el que conocimos, Soy la peste deviene un texto desesperado, no apto para lectores sensibles.

La belleza de la noche incluye su submundo. Escrito a modo de improvisación, Los que vienen de la noche es una suma de escenas que, en su simultaneidad, configuran una misma noche. En el instante en que alguien festeja, otro sufre. En el instante en que alguien ama, otro mata. Esta podría ser una de las ecuaciones que aquí se plantean. 

Entre el relato y el poema, cada una de estas instantáneas resulta un viaje a través de lo oscuro. En su transcurso, en lugar de definiciones, hay preguntas. Ni afán sociológico ni intento de investigación antropológica, es, en todo caso, un experimento ficcional y poético de lo nocturno. Siguiendo a Bataille, una conciencia clara de que “no se encontrará intimidad más que en la noche”.

Fernanda García Lao y Guillermo Saccomanno, los autores de Amor invertido, esa insolente y singular nouvelle erótica, vuelven a la carga con otra obra escrita entre dos. En esta ocasión, una cartografía imaginaria de la oscuridad. Los que vienen de la noche es una introspección que, con densidad poética y humor lunático, incomoda, seduce o revela lo que no queremos ver, lo que somos cuando se apaga la luz.

Antonio Dal Masetto, uno de los mayores escritores argentinos, muere en 2015. Poco después, Guillermo Saccomanno compone un relato que se lee como réquiem.  El amigo recupera la infancia de Antonio en el Piamonte, la Segunda Guerra, el nazismo y la resistencia en la región de Pavese. Más tarde, el desarraigo, un pueblo del campo argentino y la juventud, la iniciación con su primera novela, reflejando la Patagonia y la ciudad, territorios a conquistar. Los bares del Bajo, el periodismo y las mujeres, la paternidad y la culpa, las pérdidas inesperadas de Briante y Soriano. Aun cuando recibe la consagración literaria, Antonio se mantiene apartado, solitario. Su obra se cifra en una idea luminosa: un libro debe ser como un nogal. Mientras afina un modo de narrar, lucha con los riesgos del alcohol. En su último año, le envía a Saccomanno los capítulos de la que será su novela póstuma, que terminará días antes de morir.
En el duelo, Saccomanno rastrea su memoria y detecta los momentos claves de una relación signada por los libros que componen un estilo. Como arte poética, Antonio es un texto único, que rescata a Dal Masetto en el oficio de vivir y lo trae al presente.

Testimonio de la amistad profunda de dos escritores de generaciones diferentes con una lengua común.

Guillermo Saccomanno habla de Antonio, Página 12, 9/10/2017

Novela erótica que apela a los recursos del género y a los aires libertinos para buscar cuestionarlos y trascenderlos, Amor invertido es también la experiencia paródica y gozosa, íntima y abierta de escribir a cuatro manos. Eso es lo que hicieron Guillermo Saccomanno y Fernanda García Lao partiendo de un intercambio de emails impuesto por la distancia, diseñando los primeros pasos de una trama que se fue desplegando mediante la incorporación de citas y lecturas diversas. Así, del Marqués de Sade y el misticismo erótico, a Apollinaire y Alejandra Pizarnik, desfilan en esta propuesta singular.

 

 

Seis historias se suceden. Las tramas, los planos de realidad y los protagonistas de cada una son autónomos pero se juegan con las otras cinco. Movidos por la nostalgia de la destrucción, los cuerpos y las relaciones, se tensan al máximo en una búsqueda de luz en la noche oscura del alma. La muerte de Dios, la búsqueda de Dios, un “momento cero” despojado de fantasía. Filicidio y parricidio. Incesto y antropofagia. La soledad del amor corroe la ilusión y transforma el desasosiego en una condena. Guillermo Saccomanno compone una obra cuya actualidad es forma y trama de la historia moderna. Con los recursos de la literatura negra, ha escrito una novela religiosa que potencia la caída, el descenso al infierno, en una apuesta de máximo lirismo.

Premio Dashiell Hammett 2013

Cámara Gesell tiene lugar en una ciudad balneario de la costa atlántica, un lugar construido e ideado exclusivamente para el ocio, que se convierte en un pueblo desierto el resto del año. La denuncia de abusos en un colegio desata el escándalo en una sociedad contaminada de violencia y corrupción. Un relato en el que las piezas periodísticas de Dante, el cronista sesentón del diario local, se contraponen a un poderoso coro de voces de la calle, que hablan de engaños, de suicidios, de amantes, de asesinatos silenciados, de poder. Un retrato despiadado de una sociedad que se toma la justicia por su mano y que, llegada la temporada de veraneo, prefiere olvidarse del asunto y mirar hacia otro lado para no perjudicar los intereses turísticos de la Villa.

Orlando Balbo, “Nano” fue secuestrado. Logró sobrevivir a la cárcel de Rawson pero quedó sordo por efecto de la tortura. Se exilió en Roma gracias a monseñor Jaime de Nevares, fundador de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. A su vuelta al país en 1985, partió hacia Huncal, un paraje perdido. Allí se dedicaría a la alfabetización de una comunidad mapuche, una experiencia educativa antológica, en la más cruda desolación. El Nano y Saccomanno se conocieron en el 69 cuando hacían la colimba en aquel cuartel del sur. En los años setenta, el escritor había dado por desaparecido al maestro, pero volvieron a encontrarse. El resultado es esta obra conmovedora, en la que confluyen la fuerza del educador que enfrenta la adversidad y el reclamo por un mundo más justo.

Premio Biblioteca Breve, Seix Barral, 2010

Hombres y mujeres completamente normales avanzan a diario hacia su escritorio en una ciudad arrasada por atentados guerrilleros, amenazada por hordas de hambrientos, niños asesinos y perros clonados, vigilada por helicópteros artillados y bautizada con lluvia ácida. Entre ellos, un oficinista dispuesto a la humillación con tal de conservar su puesto hasta que se enamora y se permite soñar con ser otro.

¿De qué abyecciones es capaz un hombre por aferrarse a un sueño? El oficinista cuenta una historia que pasó ayer, pero que aún no ha sucedido, y, sin embargo, transcurre ahora. No es que el futuro esté cerca, es que tal vez ya pasó. Y nosotros no nos hemos dado cuenta, ocupadísimos como estábamos en cuidar un trabajo, un sueldo, una apariencia. Esta novela encierra una antiutopía, un mundo Ballard, pero también Dostoievski.

 «La precisión de la escritura se une a su capacidad visionaria.» Pere Gimferrer

«Una obra poderosa en lo que enuncia y soberbia en lo que calla.» Menéndez Salmón

«Un descubrimiento; una historia antiutopista y moral con una escritura tallada y desnuda; de lo mejor que he leído en mucho tiempo.» Rosa Montero

«Una hazaña novelística.» Caballero Bonald

«Kafka más Blade Runner.» Carles Geli, El País

Premio Dashiell Hammett 2008 / Longlisted for Best Translated Book Award 2020: Fiction (US)

El terror patrulla las calles. Es el invierno del 77. El momento más cruel de la dictadura. El profesor Gómez, homosexual, cabecita negra, simpatizante del peronismo, no puede refugiarse en la literatura, tampoco huir de su pasado ni del presente que socava sus certezas. Al acostarse con un policía, el profesor busca información sobre su alumno secuestrado. El bombardeo del 55 y sus consecuencias reverberan en una novela desesperada sobre el miedo y la complicidad civil, pero también sobre padres e hijos, un conflicto más político que generacional atravesado por la contradicción civilización / barbarie.

Tercera parte de la trilogía sobre la violencia compuesta por La lengua del malón (2003), El amor argentino (2004) y 77.

"As his characters grapple with love, allegiance, and daily life under a
dictatorship, every action is a form of resistance." Monica Carter, Foreword Reviews

"With western democracies on the descent, it’s not hard to read Saccomanno’s novel as a dystopian warning for the present." CrimeReads

"Un libro visceral y abrasador. Una obra maestra." Libreria Brazos, Texas (USA)

"La novela profundiza en preguntas complejas sobre el significado de lo que se considera bueno o malo, incluso cuando la supervivencia es lo mejor que puedes esperar de una situación."Jeff Somers, B&N Reads

"77 sings a dark song of one man’s struggle to stay human when the inhumane lurks on every corner and the day-to-day reality of his world is curdled by the struggle between unchecked power and subversive acts." Ross Nervig, Southwest Review

"We all should be grateful for 77 and all novels like it." Patrick Nathan. Full Stop 

"A novel about one of the darkest periods of Argentine history, the so-called Dirty War. A book about reconciling inaction with survival. "George Henson, World Literature Today

Mediados de los 50, comienzos de los 60. Un proletariado con ínfulas de clase media persigue el ascenso social. Pero las calles siguen siendo de tierra y en las casas entra el hedor de los mataderos. Éste es el paisaje donde se inicia El pibe, todo un contexto en el que las canalladas y los heroísmos chicos se entreveran con la memoria. Inmigrantes, criollos, guapos. El peronismo que divide las familias. La generosidad de Evita y el odio de los contreras. Un padre que quiere progresar y sus hermanos que se pierden en la milonga, el juego y el alcohol. La iglesia punitoria y la doble moral. Los combates del piberío por la leña para las fogatas anticipan otros combates, otros fuegos. El despertar del sexo y el terror de ser marica.

 

 

Enero de 1959. Superviviente del bombardeo de Plaza de Mayo, el joven profesor Gómez, literato, cabecita negra, simpatizante peronista, enamorado de un obrero de la carne, deambula por una Buenos Aires estremecida por los tanques y las molotov durante la toma del frigorífico Lisandro de la Torre. Gómez, para quien el amor está tan prohibido como el peronismo, busca evadirse investigando el romance entre Roberto Arlt y Evita. El escritor que inventaba medias de goma y la actriz que soñaba un destino de heroína se cruzaron en la realidad y murieron un mismo día, con diez años de diferencia. Él creía en la Revolución y ella, en la Vírgen de Itatí.

Lía es periodista de La Nación y poeta, pero también judía, de izquierda y lesbiana. Delia, su amante, es escritora y lucha por conservar las formas como mujer de un capitán golpista de la Marina. El profesor Gómez también padece una combinación explosiva: es cabecita negra, peronista, devoto de la literatura inglesa y homosexual. El joven Gómez fue testigo del amor ilícito de sus dos amigas. En esos tiempos de gobierno popular, conquistas sociales y persecuciones, que culminaron con el bombardeo del 16 de junio a la Plaza de Mayo, Delia escribió una novela que permaneció oculta hasta hoy. Ahora septuagenario, el profesor va a contar la historia de ese texto - La lengua del malón - y de la vehemencia y represión que marcaron a su autora. Porque escrita bajo el influjo del amor que no se puede nombrar, la narración de Delia es doblemente maldita. Por su carácter inconcluso y por la pasión subversiva que cuenta: la de un indio y su cautiva.

Mientras viaja hacia una playa desierta, G. se encuentra con una mujer que lo obliga a enfrentar las sombras del pasado familiar. Se obstina en escribir la historia de su padre y en esta apuesta pone al desnudo su obsesión por indagar los límites del dolor. Para G. resulta difícil conciliar vida y literatura. "Se escribe buscando una explicación. Y se encuentran sólo incógnitas". Con una estructura de tríptico y una cortante economía de lenguaje, Guillermo Saccomanno escribió un libro bello y despiadado, que es a la vez la narración de una historia y la imposibilidad de narrarla.

Roberto Arlt murió el 26 de julio de 1942 y Eva Perón el mismo día, diez años después. Este hecho fue recuperado por Guillermo Saccomano en sus novela Roberto y Eva en la que recrea la figura de Eva Duarte antes de convertirse en Evita. Eva era una joven provinciana que llega a Buenos Aires y sueña con alcanzar la fama. Conoce y se relaciona con Roberto Arlt, periodista e inventor de cosas inútiles y disparatadas. Ambos provienen del interior. Entre ellos, un tercer personaje, el Astrólogo, que presagia revoluciones y masacres. Tres marginales con historias familiares difíciles, angustiados por el provenir, deseando pertenecer a un nivel social que los aleje de su realidad.

"Puedo contar más de mi padre que él de sí", dice Guillermo Saccomanno. Y mezclando rabia, rencor y amor, lo hace. Este padre que ha sido negociante fracasado, militante gremial y extraño socialista que pretende que su hijo ingrese a la Universidad Católica, es postulante a escritor en competencia con su hijo.

El autor recuerda su vida de estudiante secundario, su paso por la Universidad, su servicio militar en el sur, sus primeros escarceos sexuales. Evoca la quema de libros, los amigos desaparecidos, el miedo, el terror. Las depresiones del padre, su propio intento de suicidio. Y en un magnífico capítulo final la visita al Viejo, que ha quedado solo, la salida de ambos y el regreso a la casa vacía, empapados por una lluvia torrencial y la conversación, todo lo que hubiera podido contarle y que no hizo, los recuerdos, la ternura.

En Prohibido escupir sangre el protagonista, un autor de historietas, es llevado a comportarse como uno de sus personajes en un ámbito en el que la competencia lleva a luchas casi de gángsteres. Como fondo, se crea un amor salvaje cuya destinataria es la enviada de una organización de prostitutas, en el paisaje opresivo de una ciudad que podría no ser Buenos Aires. Todo esto contado con un lenguaje tan directo y galopante como las onomatopeyas de una historieta.

Relatos

Guillermo Saccomanno narra porque narra, porque no queda otra en este mundo donde hace rato se ha abandonado la pretensión de transformarlo. Pero persiste la necesidad de interpretarlo, o sea, de escribir literatura.

A partir del cuento “Aunque siguiera tronando” Guillermo Saccomanno escribe en situación de peligro: cultiva desde mediados de los años 80, y especialmente durante los 90, un realismo de alta escuela, sofisticado, acerado, punzante y moderno. El énfasis en un punto de vista despiadado solo retrocede o avanza a empellones cuando debe encarar la figura del padre, el escritor sin futuro, el que lo confronta, el único que lo reta y le advierte: contarás, pero siempre preparado para decir la verdad, para no ser un farsante.

Y esa ausencia de farsa, esa oscilación magistral entre ocultarse y exhibirse, es la que campea en libros llenos de historias donde no hay desencanto porque no hubo encantamiento previo. Son los cuentos de Bajo bandera, Animales domésticos, La indiferencia del mundo, El pibe, Cuando temblamos, El sufrimiento de los seres comunes.

Paradójicamente instalado en una literatura rioplatense que se jacta de que el cuento breve es su marca distintiva, Guillermo Saccomanno escribió una enorme cantidad de buenos cuentos sin jactancia, sin búsqueda de la eficacia del cuento perfecto o sorpresivo. Narra porque narra, porque no queda otra en este mundo donde hace rato se ha abandonado la pretensión de transformar el mundo. Pero persiste la necesidad de interpretarlo, o sea, de escribir literatura.

Relatos de un presente exasperado que se transitan entre lo real, lo inquietante y fantasmático.

Entre el azar y el destino, la sordidez provocadora y la belleza esquiva, la historia que narra Esperar una ola refiere la expresividad de un observador incansable. La realidad, desde su perspectiva, sorprende y adquiere múltiples y diversas formas de la interpelación. Una mirada penetrante abarca lo familiar y lo extraño, que se proyecta sobre cada relato como una sombra de peligro.

Los habitantes de la ciudad y el conurbano, las calles desiertas y la bruma que sube del puerto, el bosque y el mar. Territorios conocidos que se enrarecen y nos cuestionan. En lo cotidiano se insinúan tanto oscuridades como revelaciones. A veces los muertos queridos mantienen su poder de intervención; otras, el deseo y los sueños se confunden. Inexorable, el amor siempre anticipa su ausencia. Como el surfista que aguarda en suspenso la marea, el narrador, atento a las voces que escucha, encadena relatos que se contestan con otro relato. Cada situación deviene un acontecimiento.

Si Cámara Gesell fue la novela coral de un pueblo de la costa bonaerense, Esperar una ola es el retrato coral de un presente exasperado. Guillermo Saccomanno nombra el mundo de nuevo con maestría; su habilidad para transitar entre un plano real, reconocible en sus más duras turbulencias, y otro inquietante y fantasmático lo confirma como un gran escritor. 

El primer cuento de este libro lo escribí en el 78. El último, hace unos meses. No proporcionan una visión consoladora ni tienen un final optimista. No creo en los finales felices. Una nena con leucemia. Una clase de literatura en un penal. Mujeres fisuradas. Insomnios, fantasmas. Parejas en el precipicio. Padres e hijos fatalmente en desencuentro. Traiciones, humillaciones, resentimiento. Los paisajes están sombreados por las miserias humanas de una terminal de micros. Los personajes esperan o huyen. A veces se dejan estar. Podría decir que se trata de ficciones, pero siento que a veces están más cerca del documentalismo. Escribí estas historias por necesidad más que por gusto. Sin demasiada esperanza, como decía Karen Blixen, pero sin desesperación.

En estas historias, Guillermo Saccomanno, experto en narrar los desequilibrios y sus consecuencias, da voz a un puñado de seres al borde del abismo. Difícil no identificarse. El arco expresivo es variado pero siempre implacable. La literatura y la escritura como religión, con un lenguaje afinado al extremo.

Una abuela con un revólver en la cartera escapa junto con su nieto a la Patagonia. Madre e hija tocan fondo durante un viaje nocturno. Un fugitivo se pierde en un bosque nevado y se topa con una tribu de albinos más peligrosa que los lobos. Padre e hijo, tras la huida de la mujer, quedan arrinconados por el desamparo. Una ex presa en un hotel solitario da batalla a sus fantasmas y a la desgracia. Los condenados del penal del fin del mundo asumen una venganza impiadosa que los redime.

El viento, la nieve y la lluvia marcan estas historias de un sur inhóspito. La violencia y su estallido se concentran en unos pocos seres al borde del abismo. El pasado los persigue. Y termina por alcanzarlos; el cazador es la presa. La claustrofobia, el suspense y la atmósfera opresiva no ceden.

Dueño de un estilo tan crudo como personal, Saccomanno da otra vuelta de tuerca a la oscuridad que habita en cada ser humano; el vértigo es interior. Al terminar la lectura de estos relatos, la extrañeza y el miedo se han apoderado del pulso de una manera perturbadora.

Saccomanno ha acostumbrado a sus lectores a un puñado de evidencias sobre su propia literatura: es el escritor argentino que está llevando a la práctica en forma consecuente la premisa arltiana de la prepotencia de trabajo. Un dogma que lo impulsa a producir cuentos cortos aceitados, precisos en su capacidad de sintetizar en pocas páginas las experiencias de los demás.

Un adolescente incendiario. Una diseñadora que ya no puede disimular su pavor al sida. Un periodista de policiales que sobrevive a las amenazas con alcohol y pastillas. Un empresario textil obsesionado por los celos. El nombre sugestivo de los gatos de unos jubilados, cuyos hijos son desaparecidos. Un portero resentido. Una nena obesa acosada por sus padres. Un oficinista casado enamorado de una roquera. Un padre enfermo que lucha contra la indignidad del derrumbe.

Animales domésticos es un paseo en vuelo rasante sobre las agonías de la clase media. Nuevos ricos y nuevos pobres. Trepadores y náufragos. Integrados y lúmpenes. Los personajes de Animales domésticos bien pueden ser sus lectores.

Un cuartel en el sur. Confinados en la cordillera, aguantando castigos y humillaciones, muertos de hambre y de frío, los colimbas escuchan los ecos del Cordobazo y el rock nacional. El ejército que describe Bajo bandera se dispone ya para el exterminio y anticipa la inmolación de los pibes en la Guerra de Malvinas. Bajo bandera es también un relato profético del asesinato del soldado Carrasco, que llevó a la supresión del servicio militar obligatorio.

Poesia

Única incursión del autor en el género de la poesía.

Narrativa juvenil / infantil

Ilustraciones de María Wernicke.

Ilustraciones de María Wernicke.

Prémios

  • Premio Revista Crisis de Literatura Latinoamericana
  • 1987 - Premio Club de los XIII por Situación de peligro
  • 1991 - Segundo Premio Municipal de Literatura de la Ciudad de Buenos Aires de Cuento por Bajo bandera
  • 1997 - Primer Premio Municipal de Literatura de la Ciudad de Buenos Aires de Cuento por La indiferencia del mundo
  • 2000 - Premio Nacional de Letras de Argentina por El buen dolor
  • 2009 - Premio Dashiel Hammett de la Semana Negra de Gijón por 77
  • 2010 - Premio Biblioteca Breve (Seix Barral) por El oficinista
  • 2012 - Premio Rodolfo Walsh de la Semana Negra de Gijón por Un maestro
  • 2013 - Premio Dashiell Hammett de la Semana Negra de Gijón por Cámara Gesell
  • 2014 - Premio Democracia del Centro Cultural Caras y Caretas, en categoría Literatura
  • 2014 - Premio Konex de Platino por su trayectoria como novelista en el periodo 2008-2010