
Un viejo que leía novelas de amor
Novela , 1989
Tusquets
Páginas 144
Premio Tigre Juan
Antonio José Bolívar Proaño vive en El Idilio, un pueblo remoto en la región amazónica de los indios shuar (mal llamados jíbaros), y con ellos aprendió a conocer la Selva y sus leyes, a respetar a los animales y los indígenas que la pueblan, pero también a cazar el temible tigrillo como ningún blanco jamás pudo hacerlo. Un buen día decidió leer con pasión las novelas de amor -«del verdadero, del que hace sufrir»- que dos veces al año le lleva el dentista Rubicundo Loachamín para distraer las solitarias noches ecuatoriales de su incipiente vejez. En ellas intenta alejarse un poco de la fanfarrona estupidez de esos codiciosos forasteros que creen dominar la Selva porque van armados hasta los dientes pero que no saben cómo enfrentarse a una fiera enloquecida porque le han matado las crías. Descritas en un lenguaje cristalino, escueto y preciso, las aventuras y las emociones del viejo Bolívar Proaño difícilmente abandonarán nuestra memoria.
"Las páginas que siguen son extraordinarias. La inteligencia contra la astucia" Antonio Enrique, Ideal
"Uno de esos contados best-seller contemporáneos de literatura en que coinciden popularidad y calidad." Antonio Chumbile, Biblioteca Mario Vargas Llosa
"Estamos, con toda probabilidad, ante una de las mejores creaciones literarias de esta nueva narrativa que se funda en lo que llaman ‘magia de la realidad’, y con la cual Sepúlveda y otros autores buscan separar aguas de aquella que dio origen al “realismo mágico”. Juan Pablo Cárdenas, Análisis
"No le hacen falta veinte líneas para hechizar al lector con su falsa ligereza y su astucia disfrazada de inocencia. Después, uno no puede dejar de leer hasta llegar a un final que juzgamos demasiado rápido, sólo por placer." Pierre Lepape, Le Monde
"Un libro salvaje y hermoso, construido como un thriller americano" Le Monde
"Apasionante, vibrante... contada con agudeza... llena de poesía." The New York Times
"Debe ser leída por los jóvenes y muy jóvenes, que heredarán este mundo" Grazia Cherchi
"Sepúlveda une la dulzura melancólica de Osvaldo Soriano con la locura visionaria de Fitzcarraldo. Tiene un don para la narración concisa, las imágenes evocadoras y la estilización de lo complejo." La Stampa
"Narrar, escribir, fue para Sepúlveda siempre una forma de defender ideas, denunciar infamias y celebrar la dignidad." Ranieri Polese